Capuchita
La animación chilena había nacido en 1920, con el corto La Transmisión del Mando Presidencial, una sátira política de diez minutos que tuvo muy buena recepción (incluso el recién asumido presidente Arturo Alessandri invitó al equipo creativo al Palacio de la Moneda). No obstante, su creador, Alfredo Serey no volvió a incursionar en el cine.
Hubo otros trabajos de cierta importancia, como el híbrido de imagen real La Calle del Ensueño, de Jorge Délano, pero no se avanzó más en buena medida debido a la precariedad con la que se trabajaba. Además, la incontrarrestable calidad de las películas norteamericanas les jugaba en contra, considerando lo pequeño que era el mercado chileno (de muetra un botón: la población de Chile en 1940 era de cinco millones de habitantes y más de la mitad vivía en el campo).
Carlos Trupp y Jorge Escudero se conocieron en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, donde idearon el proyecto de hacer una película animada chilena. Tras conseguir financiamiento de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), de la Corporación Chilena del Salitre, de amigos y de conocidos, en 1937 empezaron la producción, la cual sería protagonizada por el cóndor antropomórfico Capuchita, una representación del "roto chileno", pero sin sus defectos, situación que me molestaba en Verdejo, de la revista Topaze, señala Escudero en una entrevista décadas después.
Perfect chilean huaso.
Es más: cuando Walt Disney visitó el país en 1941, se sorprendió por lo artesanal de la producción, y les habría prometido a Trupp y Escudero conseguirles distribución en el país del norte después de su estreno. Además, les dió apoyo financiero con el que 15.000 dibujos pudo llegar a ser un largometraje.
Pero el estreno ocurrió en 1942, cuando el estudio del ratón había quebrado, y se habría hundido definitivamente de no ser por los encargos de propaganda bélica para la II Guerra Mundial que ya hemos revisado en ocasiones anteriores, por lo que no era buena idea meterse con la distribución de una película de un país lejano, cuyos autores eran dos jóvenes totalmente desconocidos.
"Pero la película fue un gran éxito en Chile y Trupp y Escudero se transformaron en personajes fundamentales de la animación sudamericana, ¿no?" Pues... fue un fraacaso absoluto. El público, acostumbrado a los espectaculares trabajos de la Edad de Oro de la animación estadounidense, menospreció la obra de los dos arquitectos. Carlos Trupp se guardaría el celuloide, y se le perdería el rastro, a excepción de dos minutos de metraje rescatados por el cineasta Edmund Urrutia a fines de los años cincuenta:
Más encima, el audio original que iba aquí interpretado por Los Huasos Quincheros
se perdió y tuvo que ser reemplazado por esta versión de La Cueca de los Poetas.
Ninguno de los dos volvería al mundo de la animación. Escudero posteriormente dibujaría en revistas como El Cabrito y El Peneca, además de diseñar logos del Metro de Santiago en los años ochenta.
Al parecer, en 1982, tras la muerte de Carlos Trupp en Estados Unidos, herederos suyos la habrían encontrado y en 2001 hasta buscaron financiamiento para su restauración, pero nada se sabe desde entonces.
Ahora bien, sé lo que se están preguntando: ¿Hay alguna relación entre Condorito y este Copuchita? Pues en este recorte de la revista Ecrán, con motivo de la realización del corto Condorito en el Circo (el cual iba a ser el primer corto de dibujos animados en Chile a color, pero Pepo se mostró disconforme con el andar de la realización, hubo retiro de auspicios y este se abortó) señalaba que Capuchita era "el padre de Condorito":
Pero por otro lado, como señala el escritor Jorge Montealegre, la figura del cóndor humanizado ha estado siempre presente en la ilustración nacional. Por lo demás, creo que es absurdo empezar a trazar conjeturas sobre el asunto. Pepo no descubrió la pólvora al representar al "roto chileno" con su condor antropomórfico, ya que había una larga evolución antes, pero sí fue quien lo hizo plenamente reconocible (el otro personaje de historieta que lo habría logrado antes es el bueno de Juan Verdejo Larraín, pero al protagonizar humor político ha sufrido con más fuerza el paso del tiempo).
En fin.. lástima por Copuchita, el puma Manihuel, la joven Clarita, el gallo Ño Benhaiga y los demás personajes de una película que simplemente, no tuvo suerte y quedó enterrada por la Historia...
No la conocía 15.000 dibujos, aunque en realidad hay muy poco sobre la historia de la animación latinoamericana por internet.
ResponderEliminarDe hecho, yo recién me enteré de esta película el viernes 4.
EliminarSi tuviera una maquina del tiempo, yo iría a 1942 y me compro una copia de la cinta original con plata de la época, la digitalizo y la subo gratuitamente a youtube. eso si, denme plata para armar la maquina del tiempo.
EliminarCreo que deberíamos fundar una "Sociedad Espacio-Temporal para el Rescate Cinematográfico".
EliminarPero yo tampoco tengo dinero para comprar una máquina del tiempo...
falta decir que la película duraba poco mas de media hora y que los personajes recorrían los paisajes de Chile con música de los Quincheros
ResponderEliminarla mayor parte de la película se ha perdido solo se han rescatado algunos minutos que están disponibles en la pagina de la Cineteca Nacional
falta decir que la película duraba poco mas de media hora y que los personajes recorrían los paisajes de Chile con música de los Quincheros
ResponderEliminarla mayor parte de la película se ha perdido solo se han rescatado algunos minutos que están disponibles en la pagina de la Cineteca Nacional