Así como la mayoría de los chilenos, hoy, a la hora del almuerzo, me enteré de que Guido Vallejos, el creador de "Barrabases", era cliente de un prostíbulo en el cual se explotaba a menores de edad. Esta noticia me chocó mucho, ya que yo leía las historietas del equipo de Villa Feliz, y reconocía a Vallejos como uno de los dibujantes más importantes del país. No podré volver a pensar o ver su figura como antes.
Pero sé que en el futuro, la obra trascenderá al autor (y a su horrible comportamiento), y espero que no empieze una satanización de "Barrabases", en busca de perversas segundas lecturas. Quienes leíamos "Barrabases", somos gente tan sana como quien leía casi cualquier otra cosa. Y si no es así en algunas personas, es por otras circunstancias pervertidas. Por ende, leer "Barrabases" no te transforma en alguien que frecuenta prostíbulos donde se explota a menores de edad. Y no quiero saber más al respecto.
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